Sunday, September 29, 2013

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La Casa de Adobe y sus Corrales de Piedra.
D. Arroliga.

Hasta el aciago 14 de septiembre de 1856, las tropas nicaraguenses, si se les puede llamar tropas, no habian visto una contra los filibusteros. Ninguna batalla importante se había pod...ido ganar debido a la constante división y pleito entre granadinos y leoneses. También, los gringos estaban mejor armados y mejor entrenados, ya no digamos, mejor disciplinados y organizados. Obviamente, esto hizo que los filibusteros se confiaran y enviaran una pequeña tropa de unos 70 voluntarios (ex-soldados de Walker vecinos de Masaya y Managua) a reabrir su ruta de abastecimiento cortada en San Jacinto por la presencia de las tropas del Ejército del Septentrión, jefeadas por el experimentado coronel Chepe Lolo Estrada. Con sólo 160 hombres incluyendo unos 60 indios flecheros Matagalpas, se dispuso el coronel Estrada a defender esa encrucijada, que bifurcaba el camino hacia Chontales, a la derecha y hacia Matagalpa a la izquierda.

El 14 en la madrugada llegaron los filibusteros en medio de la niebla, armados hasta los dientes con fusiles Sharps de última generación, y con un arma nueva que los nicas nunca antes habían visto, el revolver Colt calibre 45, modelo 1847. Sin embargo, al mando de Byron Cole, abogado, que sabía tanto de Guerra como yo de ser astronauta, el poder de fuego de las pistolas y modernas carabinas, no pudieron con la astucia del coronel Estrada. La casa de paredes de adobe era inexpugnable, habían perdido como la mitad de su pelotón y luego Cole es presa del pánico cuando es atacado por detrás, y además oye tropel de bestias que pensó eran refuerzos para Estrada.

Salieron en barajustada los gringos a todo tropel dejando un reguero de muertos, en cuentas el desafortunado Byron Cole, quien fue ahorcado por el sargento Faustino Salmerón de un palo de guanacaste.

Estrada por su parte pensó que lo atacaban 300 filibusteros, debido al poder de fuego de las pistolas. Por otro lado, la cadencia de fuego de los fusiles nicas era como de un balazo por minuto. El estruendo de más de 100 pistolas (dos por cada gringo) debió haberle parecido infernal y eterno. Pero habían piedras en los corrales y los arrechos flecheros vendieron cara sus vidas muriendo casi todos, ya que se apostaron fuera de la Casa Hacienda.

Salieron corriendo los filibusteros por primera vez en Nicaragua. Por eso es importante San Jacinto. Porque marcó un hito. De ahí para adelante todo fue cuesta abajo para el general William Walker. ¡Que vivan esos héroes descalzos! ¡Que viva el 14 de septiembre de 1856!!!

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