Tuesday, October 22, 2013


 

 
 
Fiesta de los Agüizotes: Nada que ver con Halloween
D. Arroliga.
La fiesta de los aguizotes de Masaya es parte del sincretismo imperante entre la religión católica y las costumbres y deidades indígenas de Nicaragua. Esta fiesta se da en medio de la celebración al santo patrono de Masaya, San Jerónimo.

Los agüizotes son un grupo de espantos, fantasmas, hombres sin cabeza, mujeres lloronas y otros personajes imaginarios que son personificados por personas vistiendo trajes alegóricos o estrafalarios con el propósito de divertirse y que reviven antiguas leyendas de miedo que forman parte del imaginario terrorífico popular de Nicaragua.

Los agüizotes marchan en un desfile que recorre las calles de Masaya entre gritos y música de marimbas, trompetas y tambores y bandas de chicheros que dan vida a un ambiente de carnaval matizado con las luces de cientos de velas y candiles.

Los personajes que buscan provocar pánico (pero que más bien causan risa) empiezan a aparecer al caer la noche en una de las calles de la populosa comunidad de Monimbó, población indígena de origen chorotega.

El lúgubre escenario callejero sólo es iluminado por miles de velas y candiles artesanales que portan los que caminan por las calles en medio de bailes y algarabía. El baile se ejecuta con movimientos rítmicos relacionados al personaje, con música alegre, de carnaval interpretada por músicos tradicionales.

El vocablo agüizote viene del nahua/nahuatl "ahuizotl" que significa perro de agua. Este mítico personaje es parte de la leyenda azteca descrita en el códice Florentino como un animal espinoso en forma de perro que se comía a las personas.

Ahuizotl también se llamó un poderoso emperador azteca que reinó en Tenochtitlan entre 1496 a 1503. Ahuizotl engrandeció Tenochtitlán y ensanchó el imperio hasta llegar a Guatemala. Sus mercaderes llamados "pochtecas" llegaron hasta Nicaragua, hasta donde es hoy Sébaco y tal vez hasta Rivas. Estos pochtecas actuaban como espías y embajadores del terror.
 
El Emperador Ahuizotl era cruel y despiadado. Es famoso por haber sacrificado entre 20,000 y 80,000 prisioneros esclavos en veinte días de celebración, en una orgía de sangre y de extracción de corazones en la capital Azteca, a razón de más de 1000 sacrificados por día.. Se dice que el torrente de sangre derramada desde el Templo Mayor embadurnó todo el zócalo de Tenochtitlán. Este festival de muerte se dio por una sequía horrorosa en el valle de México que provocó hambruna entre los aztecas. Los cautivos subían por la escalinata derecha de la pirámide en fila india. Arriba, sobre la piedra sacrificial se les arrancaba el corazón de forma tan expedita que el sacrificado todavía vivía para ver su corazón sangrante en manos del sacerdote azteca. Luego, despeñaban su cuerpo por la escalinata izquierda, el cual daba tumbos hasta rodar al piso abajo en un revoltijo de brazos, piernas, sangre, heces y orina. Abajo, al pie de la pirámide, eran descuartizados, sus manos, cabeza y pies separados, y el resto del cuerpo era tasajeado para el consumo humano. Esta celebración también se realizó para inaugurar el nuevo Templo Mayor que se construyó sobre las cimientes de anteriores pirámides. El Templo Mayor sería un edificio en forma de pirámide de unos 60 metros de alto, o sea como un edificio de 20 pisos, es decir, más alto que el Banco de América en Managua. Fue tanto el terror y horror que causó Ahuizotl que su nombre es hoy sinónimo de espanto y de personajes terroríficos en toda mesoamérica.

Es por eso que nuestros personajes de Masaya se llaman Los Agüizotes.

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