¿Alooó? ¿Hay alguien allí?... ¿Estamos solos en el
Universo?
Douglas
Arroliga
Por siglos
la humanidad se ha preguntado si somos los únicos en el universo. ¿Será que el
sexto día de la creación solo sucedió en este planeta?
La vida,
tan abundante y exuberante como la vemos alrededor, es muy frágil y necesita de
muchas condiciones y variables para manifestarse como la conocemos.
En la
Tierra, la vida ocurre en una ventana de más o menos cinco kilómetros de
espesor alrededor del planeta. Esta ventana se encuentra desde lo alto de la
estratosfera, donde encontramos algunos micro-organismos, hasta una profundidad
tres mil metros bajo el nivel del mar. Allí se resume la vida tal como la
conocemos en todo el sistema solar. Fuera de esta franja existe el vacío, la
oscuridad, el frío espacio. Y el espacio es tan vasto que nuestra comprensión
limitada no termina de dimensionar su inmensidad.
La vida en
este planeta apareció hace unos 600 millones de años. Sin embargo, el ser
humano aparece recientemente, hasta hace un millón de años. Si la historia de
la vida en la tierra fuera igual que un libro, y cada página de este libro
contara un millón de años de historia, el libro contendría 600 páginas y el
hombre aparecería hasta en la última página.
Vivimos en
una de millones de millones de galaxias esparcidas por todo el universo.
Nuestra galaxia, La Vía Láctea, no es especialmente grande, ni es el centro del
universo. Pertenecemos a un grupo local de galaxias donde las tres mayores son
la gran galaxia de Andrómeda, la Vía Láctea, y la de la constelación del
Triangulo.
La Vía Láctea
tiene forma de un remolino y su centro es como una barra de luz formada por
millones de estrellas. El Sol es una estrella enana insignificante localizada a
unos 30,000 años luz[1]
del centro de la galaxia. El Sol y todo su sistema solar fue formado hace unos
4 mil millones de años. En todo ese tiempo el Sol le ha dado unas veinte
vueltas completas a la galaxia.
Hasta este
siglo, se han descubierto unos 10 planetas, decenas de lunas, centenares de
cometas y miles de asteroides viajando con el Sol a través de la galaxia. El
Sistema Solar hasta donde lo conocemos no tiene más de unas 20 horas luz de
diámetro. La estrella más cercana al Sol, Alfa del Centauro, se encuentra a 4.3
años luz de distancia. Esto significa que si el Sol y Alfa del Centauro
fueran como dos balines de 1mm de diámetro,
estarían separados por un espacio similar al que existe entre Managua y Granada.
Si fuéramos
a utilizar una figura para describir la distancia entre los planetas del
sistema solar, haríamos lo siguiente:
Imaginémonos
que nos encontramos en la sabana leonesa a campo abierto donde todo es plano a
diez kilómetros a la redonda. El Sol lo imaginaríamos como una pelota de playa
amarilla de un metro de diámetro. Mercurio, el planeta más cercano, sería del tamaño
de un tigüilote localizado a unos 40 metros del Sol. Venus sería del tamaño de
una chibola o canica, localizado a 70 metros del Sol. La Tierra, otra chibola
azul localizada a 100 metros del sol. Marte, un nancite rojo pequeño, a 150
metros del Sol. Júpiter, un melón mediano achatado en sus polos a 500 metros
del sol. Saturno, una naranja agria grande a 1000 metros del Sol. Urano, una
naranja china del lado de la Concha a 2000 metros del Sol. Neptuno, un limón dulce
leonés a 3000 metros del Sol. Plutón, ya no considerado un planeta por los astrónomos,
como un guisante o petit pois colgado
a 4 kilómetros del Sol.
En ninguno
de estos mundos hay vida como nosotros la conocemos. En la tierra la vida se
desarrolló debido a ciertos parámetros muy especiales: un sol amarillo, ni tan frío
ni tan caliente, mediano, ni súper gigante ni tan enano. Un planeta localizado
no tan cerca del sol para no ser calcinado, ni tan lejos para no ser tan frío.
Un planeta mediano para que la gravedad pueda sostener la vida. Si es muy
grande como Júpiter la gravedad no nos permitiría movernos erguidos y
posiblemente nos arrastraríamos como amebas. Si viviéramos en un planeta pequeño
como Marte, la atmósfera se escaparía al espacio y los mares y la humedad se evaporarían.
Necesitamos una estrella longeva que permita la evolución de la vida.
Necesitamos un planeta de rotación y traslación estables, y cuyo eje se mueva
para permitir las estaciones.
¿Estamos
solos? No lo creo. Sería un tremendo desperdicio de espacio y materia. Sólo en
nuestra galaxia en un radio de 50 años luz existen una veintena de estrellas
que podrían albergar vida. Nuestra innata arrogancia humana nos hace valorar la
vida sólo como nosotros la conocemos. En la tierra, la vida se desarrolló
basada en el carbón. Pero en otros lados la vida se pudo haber desarrollado del
silicón o de energía pura. Estando así las cosas y de acuerdo a nuestros
limitados parámetros, puede ser que no seamos capaces de reconocer una nueva
forma de vida aun si la tuviéramos frente a nosotros.
[1] La velocidad de la luz, 300,000 por
segundo, es la medida de distancia
utilizada por los astrónomos. El Sol está a 8 minutos luz de la Tierra.
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