Friday, December 20, 2013


 
¿Quiénes eran los Reyes Magos?

D. Arroliga.

Los tres reyes magos no eran ni tres, ni reyes, ni magos (que hacían magia).  La historia de los magos es uno de los relatos cristianos más arraigados y más legendarios. Sin embargo, el evangelista Mateo no menciona sus nombres, cuantos eran, ni de que raza o país eran. Mateo habla de sabios que vinieron del oriente. La tradición cristiana les ha dado el rango de reyes y de magos. También les ha asignado nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar. Se ha asumido que eran tres por los tres regalos que presentaron al tierno Jesús: oro, incienso y mirra.

La interpretación más acertada de todo esto sería el panorama siguiente: Una casta de sabios astrólogos/astrónomos, posiblemente de origen judío (remanentes de judíos dejados en Babilonia después del destierro ordenado por Nabucodonosor) y conocedores de la profecía del mesías, descubren una conjunción inusual de planetas (Júpiter, Marte, Venus), conocido por la tradición cristiana como la ‘Estrella de Belén’. Sabedores del simbolismo asignado a estos planetas, asumen que alguien portentoso ha nacido en la nación hebrea, en la Judea de entonces.

Emprenden el largo viaje de semanas, si aceptamos la tradición que venían de los alrededores del Éufrates.  En gran séquito entran a Jerusalén, donde según el evangelista, tanto la población como la corte del rey idumeo Herodes El Grande se turban. Herodes, rey títere avalado por el Imperio Romano se desconcierta ante la pregunta de los visitantes: ¿Dónde está el rey que ha nacido? Herodes no era judío y desconocía las profecías del Mesías hebreo. Es posible que el séquito que turba a Jerusalén fuera de decenas de personas, camellos y muchos bultos. Los sabios posiblemente llegaron en número de unos doce hasta más de una veintena.

Una vez enterados los sabios que la ciudad donde nacería el Mesías, según la profecía, era Belén Efrata  (fértil, fructífera), siguen su viaje hacia este pueblito hacia el sur oeste de Jerusalén y teniendo de frente la conjunción extraordinaria y deslumbrante que ellos llaman ‘su estrella que hemos visto en el oriente’. Semanas después que la observaron por primera vez, la conjunción de los planetas se ha puesto en oriente y aparece ahora en occidente al ponerse el sol. Este fenómeno es normal del paso de  la órbita de los planetas observados desde la Tierra. Los sabios posiblemente sabían esto.

Al llegar a Belén encuentran a un niño Jesús posiblemente de uno a dos años. Ya no más en el pesebre, pero en brazos de su madre. Los sabios se postran y le adoran. Le ofrecen regalos que sólo se destinan a reyes por su valor y simbolismo, pero que también llevan una connotación religiosa y alegórica de la vida y muerte del Mesías.

Los sabios regresan a su tierra sin pasar de nuevo por Jerusalén y Herodes frustrado ordena pasar por espada a todo niño de hasta dos años en Belén. Para entonces, José, María y el niño estaban muy lejos, posiblemente rumbo a Alejandría, donde tendrían familiares…y con suficientes fondos (el oro de los sabios) para emprender una nueva vida.

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