Los últimos días de Walker
D. Arroliga
Después de
haber sido expulsado de Nicaragua dos veces, William Walker, lo intenta de
nuevo como quien dice, la tercera es la vencida. En junio de 1860, llegan y
desembarcan cerca de Trujillo, Honduras pequeños grupos de filibusteros en
pequeñas embarcaciones para no ser detectados por las autoridades
norteamericanas e inglesas. El 25 de junio Walker llega sigilosamente a bordo
de la goleta John Taylor a la isla de Roatán.
Partidas de
filibusteros llegan en diferentes botes y vapores hasta alcanzar los 200
hombres. El 6 de agosto, Walker y sus hombres se toman Trujillo, y con lujo de
violencia y rapiña hacen de las suyas en el puerto robando, saqueando y
avasallando personas. Se forma un ejército combinado de guatemaltecos y
hondureños. Mientras los ingleses bloquean el puerto de Trujillo, los aliados
centroamericanos expulsan a los filibusteros del mismo.
Los
filibusteros son perseguidos en medio de la selva y quedan atrapados entre
centroamericanos e ingleses. Walker decide rendirse al capitán inglés Norwell
Salmon, comandante del vapor Icarus, para no caer en manos de los vengativos
centroamericanos. El capitán Salmon, habiéndose previamente arreglado con el
general hondureño Alvarez, entrega a Walker a las autoridades de Trujillo el 6
de agosto. Walker y su gente desembarcan en el puerto y Walker es arrestado y
confinado a prisión. Sus hombres son desbandados y enviados de regreso a los
EEUU.
El 11 de
agosto, Walker recibe su notificación de pena de muerte y ejecución que se hará
efectiva al día siguiente a las 8am. Walker marcha hacia el lugar de la
ejecución con paso seguro, un crucifijo en sus manos y un cura rezando letanías
detrás de él. Sentado en el banquillo frente al pelotón de fusilamiento, Walker
expresó en voz alta lo siguiente: ‘Soy católico romano. Es injusta la guerra
que fue hecha a Honduras por sugerencia de algunos roateños. Los que me han
acompañado no tienen culpa, sino yo. Pido perdón al pueblo y recibo con
resignación la muerte, si ello fuese un bien para la sociedad’.
Acto
seguido, Walker recibe una descarga de 10 fusiles y es enterrado en un sencillo
ataúd de madera en el cementerio de Trujillo, donde se encuentra hasta hoy. Era
el 12 de agosto de 1860 y Walker tenía 36 años.
No comments:
Post a Comment