Sunday, November 17, 2013


 

 
Mi Tía Pastora Ney de Guillén
D. Arroliga

Mi tía Pastora Ney vivió la mayor parte de su vida en Matagalpa. Me acuerdo de que vivía en una calle empanada y pedregosa y era la última casa de esa calle, la cual era la salida vieja a San Ramón, donde ahora es el populoso barrio de Guanuca. 
Mi tía Pastora, quien era hermana de mi abuela materna, se dedicaba al espiritismo, era curandera, y podia leer tu suerte con el tarot. La gente confiaba en ella y en sus curaciones, en las que utilizaba hierbas, raices, pócimas y medicina natural. La gente le pagaba en especie, con gallinitas, chanchitos, chompipes, patos, gansos, animalitos que pululaban por su enorme solar. Los más pudientes también le pagaban pero con terneros, mulas, vaquitas, café y tabaco chilcagre. 

Mi tía Pastora estaba con pulmonía en junio de 1979 cuando la guerra, en Matagalpa. Un rocket disparado por un Push and Pull estalló cerca de su casa y ella del susto de la explosión se murió de un infarto. A mi tía Pastora la enterraron en un cuarto de su casa por la situación de guerra afuera. La ciudad estaba tomada por los guerrilleros y Somoza bombardeaba por aire y con morteros desde los cerro aledaños. La casa se vendió a mediados de los 80, pero nunca sacaron su cuerpo y allí está todavía, enterrada en ese cuarto. Yo no sé si los nuevos dueños saben que ella está enterrada allí. Tenía 75 años.

Mi tía fumaba chilcagres y tomaba café a lo descosido. Era mal hablada y desconfiada. Era analfabeta, pero era una experta en hacer cuentas al aire (sin calculadora como ahora). Ella era una mujer alta, delgada o espigada, morena, de pelo largo, ojos penetrantes, de voz ronca y pausada, de pómulos salientes y pelo entrecano. A mi me tenía un especial cariño porque durante las vacaciones de los días patrios mi mamá me mandaba a pasarlos a Matagalpa.

Una vez, tenía yo como 10 años, me mandó a la pulpería con una lista memorizada de artículos que tenía que comprarle. Me hizo memorizar la lista: arroz, maiz, veladoras, candelas, manteca, gas, puros, frijoles...(ella se reia de sus propias ocurrencias 'man...te cagás puros frijoles...'). Yo fui a la venta con un billete de 100 pesos que me dio. 100 pesos era un platal en 1966! Le compré las cosas y al volver donde ella le hice las cuentas y le entregué el vuelto. Ella me preguntó: 'y me trajiste vuelto, papito?' Entonces yo le volví hacer hacer las cuentas porque pensé que me había equivocado y le estaba entregando malas cuentas. Entonces ella, llamó a sus dos chavalos que le hacían los mandados, que eran parientes de ella, y los regañó y les pegó con una verga de toro que tenía, porque ellos nunca le traían el vuelto y se lo robaban. Yo salí ganando. Me compró ropa, zapatones, botas vaqueras, un pañuelo rojo a cuadros para ponérmelo en el cuello, un sombrero y me dio reales para ir al cine Perla.

 

No comments:

Post a Comment