Incendio y Destrucción de Granada 24 de Noviembre de 1856
D. Arroliga.
El ultimo bastion filibustero después de incendiar Granada fue la Iglesia de Guadalupe. En medio de la chamusca y el hedor de cadaveres putrefactos, Charles Frederick Henningsen, encargado por Walker de borrar Granada del mapa se refugió en Guadalupe asediado por 4000 soldados aliados al mando del general salvadoreño Ramón Belloso.
Tres semanas resistieron los gringos en Guadalupe, hasta el 14 de diciembre. Henningsen había tratado de huir y salir de la ciudad con 416 personas, incluyendo 140 mujeres, niños y heridos. El cólera, la fiebre amarilla y el tifus los diezmó más que el ataque de los sitiadores. No tenían agua ni comida.
Pero como siempre, una trifulca entre los aliados centroamericanos provocó que el general Belloso levantara campo y se retirara con su ejército salvadoreño. Esto fue bien aprovechado por Henningsen cuyos hombres habían empezado a hacer una zanja desde la iglesia hasta el lago, donde los esperaba Walker en un vapor, sin poder desembarcar en medio del asedio. Más de 230 gringos perecieron durante el sitio y fueron enterrados por Henningsen dentro de la Iglesia. Allí yacen todavía, esperando que algún día la Iglesia Católica de Nicaragua de permiso de excavar arqueológicamente el recinto. De seguro que se encontrarán muchos artefactos interesantes de la época enterrados junto a los muertos filibusteros y sus familias. Esto sucedió esta semana hace 157 años.
D. Arroliga.
El ultimo bastion filibustero después de incendiar Granada fue la Iglesia de Guadalupe. En medio de la chamusca y el hedor de cadaveres putrefactos, Charles Frederick Henningsen, encargado por Walker de borrar Granada del mapa se refugió en Guadalupe asediado por 4000 soldados aliados al mando del general salvadoreño Ramón Belloso.
Tres semanas resistieron los gringos en Guadalupe, hasta el 14 de diciembre. Henningsen había tratado de huir y salir de la ciudad con 416 personas, incluyendo 140 mujeres, niños y heridos. El cólera, la fiebre amarilla y el tifus los diezmó más que el ataque de los sitiadores. No tenían agua ni comida.
Pero como siempre, una trifulca entre los aliados centroamericanos provocó que el general Belloso levantara campo y se retirara con su ejército salvadoreño. Esto fue bien aprovechado por Henningsen cuyos hombres habían empezado a hacer una zanja desde la iglesia hasta el lago, donde los esperaba Walker en un vapor, sin poder desembarcar en medio del asedio. Más de 230 gringos perecieron durante el sitio y fueron enterrados por Henningsen dentro de la Iglesia. Allí yacen todavía, esperando que algún día la Iglesia Católica de Nicaragua de permiso de excavar arqueológicamente el recinto. De seguro que se encontrarán muchos artefactos interesantes de la época enterrados junto a los muertos filibusteros y sus familias. Esto sucedió esta semana hace 157 años.