Sunday, July 27, 2014




La historia no contada de la antigua Catedral de Granada 1856.
D. Arroliga.

El 27 de noviembre de 1856, Charles Frederick Henningsen, lugarteniente de William Walker, salió de la catedral de Granada con sus heridos y sus mujeres y niños, quienes se habían refugiado allí asediados por los ejércitos centroamericanos que estaban por entrar a Granada provenientes de Masaya. Cumpliendo con el mandato de Walker, si esto sucediera, procedió a ubicar varios barriles de pólvora debajo de la iglesia y especialmente debajo de la torre derecha del templo. Luego procedió a incendiar todas las casas alrededor de la plaza y las casas de las familias más conocidas de Granada. Con sus heridos, mujeres y soldadezca borracha que le acompañaba marchó rumbo al lago por la Calzada. Walker lo esperaba en un vapor. Entonces, encendió los regueros de pólvora que convergían dentro de la iglesia y ésta explotó por sus cuatro costados y su torre derecha de desmoronó estrepitósamente. 

En ese momento entraban los ejércitos centroamericanos y el Capellán Presbítero don Rafael Villavicencio, entró solo al incendiado templo volviendo cargado de alhajas preciosas, como el copón, la custodia, un viso o rayo con magníficas piedras, y otras muchas cosas que salvó en repetidos viajes, en medio del fuego, hasta que el techo de tejas de barro cayó por entero convertido en brasas. Lo que no pudo salvar el Capellán fue el archivo de indias y archivo nacional. Se quemaron importantes e históricos documentos incluyendo algunos códices precolombinos confiscados por los conquistadores.


El muro exterior norte de sacristia de la iglesia, sobre la Calzada, sirvió de caldalzo para el fusilamiento del general legitimista Ponciano Corral ordenado por William Walker el 8 de noviembre de 1855.

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