Emelina, la Garza Morena de Rubén.
Rosario Emelina Murillo Rivas, fue la última esposa del poeta Darío y uno de sus amores más apasionantes de su adolescencia. Tenía Darío 14 años Darío cuando se traslada a Managua y trabaja como secretario en la Biblioteca Nacional. Ya es famoso y es conocido como el “poeta-niño”.
En una de tantas fiestas y tertulias literarias de la vieja Managua conoce a Rosario Emelina. Ella para entonces es una niña de unos 12 o 13 años, alta y esbelta. Rubén la describe así: “Rostro ovalado, color levemente acanelado, boca cleopatrina, ojos verdes, cabellera castaña, cuerpo flexible y delicadamente voluptuoso, que traía al andar ilusiones de canéfora”.
Rosario cantaba y tocaba muy bien el piano. Para Rubén, ella era la encarnación de la diosa “Afrodita”, diosa de la belleza y el amor. Se enamora locamente de ella. Se hacen amigos y por las tardes van a la costa del lago de Managua a contemplar las olas y el paisaje. De ella recibe el poeta niño “el primer beso de labios de mujer”.
Muchos años mas tarde, y después de varios matrimonios, en marzo de 1893 se casa con Rosario Murillo bajo la amenaza empistolada de Andrés Murillo, hermano de Rosario. Andrés Murillo acusa a Darío sin fundamento, de faltar al honor de su hermana, Darío lo niega. Pero todo está preparado, listo y servido: cura y testigos. A Rubén le dan de beber mucho whisky...y lo casan...por última vez.
(Adaptado de un escrito del Dr. Carlos Tunnermann B.)
Rubén Darío adolecente
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