Roberto Clemente
Conocí a Roberto Clemente durante el XX Campeonato Mundial de Béisbol Aficionado, celebrado en Managua en noviembre de 1972. Como mi papá trabajaba en el Estadio Somoza, mi hermano y yo conseguimos ver todos los juegos del Mundial que se celebraron en Managua. Yo tenía 15 años y mi mente de adolescente estaba impresionada (y enamorado de las carga-bates del equipo de Nicaragua) por todas las estrellas de todos los países participantes, y la estrella más grande y brillante era Clemente, que vino como manager del equipo de Puerto Rico.
Ese año, Roberto había conectado su hit número 3,000 (un doble) en su último turno al bate del último juego de la temporada de los Piratas de Pittsburgh contra el as de los Mets, Jon Matlack.
El día del juego de estrellas del Mundial en Managua, mi papá nos llevó a conocer a Clemente y le di la mano frente al portón principal del estadio. El 31 de diciembre de ese año y a consecuencia del terrible terremoto que destruyó Managua, Clemente se montó en un avión viejo y sobrecargado para traer ayuda a los damnificados. El avión se estrelló en el mar muriendo todos los tripulantes, incluyendo a Roberto. Tenía Clemente 38 años y será para siempre mi héroe y role model.
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