Recordando a Clemente
El miércoles 5 de diciembre de 1972, se jugó el Juego de Estrellas de la XX Serie Mundial de Bésbol Aficionado, en Managua, Nicaragua. El campeonato había termindado dos días antes con la victoria de Nicaragua contra Cuba de 2-0.
Ese día, como a las 7 de la noche mi papá nos llevó a mi hermano William y a mi hacia al estadio, y en la entrada principal estaba Roberto Clemente vestido con su flamante uniforme de los Pittsburgh Pirates, con su famoso número 21. Clemente había llegado a Nicaragua como manager del equipo de Puerto Rico.
Se miraba como un gigante, resplandeciente en su uniforme que contrastaba con los uniformes de los otros equipos allí reunidos. Yo tenía 15 años. Clemente me saludó, me dio la mano, me dijo algo que ahora no logro recordar y me tocó la cabeza. Clemente era mi héroe y héroe de muchos muchachos como yo en latinoamérica. A sus 38 años acababa de llegar a 3000 hits esa temporada y había sido el héroe de la Serie Mundial del 71 contra los Orioles.
Recuerdo que una noche durante el campeonato, llegamos mi hermano y yo temprano al estadio ya que vivíamos cerca, para ver el juego entre Puerto Rico y los Estados Unidos. En la práctica de bateo previa al juego, Roberto Clemente tomo su turno para dar ejemplo a sus jugadores y motivarlos, y empezó a conectar los batazos más largos que hasta entonces había yo visto en el Estadio Nacional. Sacó la bola, literalmente, varias veces del estadio. Mi hermano y yo estábamos impresionadísimos disfrutando del espectáculo. Clemente realmente era un grande y se convirtió en un ícono del deporte.
Menos de un mes después, y luego del terremoto de Managua ese 23 de diciembre, Clemente pereció en un accidente aéreo al salir de San Juan, Puerto Rico, con víveres y ayuda a los damnificados. Era el 31 de diciembre de 1972.
En la foto de abajo, vemos el avión en que pereció Clemente. Se dice que estaba en mal estado y que iba sobrecargado por lo cual se desplomó en el mar a unos tres kilómetros de la costa después de alzar vuelo.